Conociéndote:

1. ¿Cómo es que un creyente joven y un creyente maduro pueden ambos ser   alimentados por la misma Escritura? ¿Cómo ha crecido tu entendimiento de la palabra de Dios?

Profundizando:

1. Lea Isaías 40:8, Isaías 55:11, Mateo 5:17-18, Mateo 24-35 y Juan 14:26. ¿Qué afirma la Biblia sobre sí misma? ¿Cómo se puede usar la preservación milagrosa de las Escrituras como apologética al testificar a los perdidos
2. Lea Salmos 18:30, Salmos 119:9, Salmos 119:105-107, Proverbios 30:5, Juan 8:31-32 y 2 Timoteo 3:16-17. ¿Por qué era necesario preservar con precisión las Escrituras? ¿Cuál sería el resultado si no fuera así? 
3. Lea Josué 4:4-7, Ezequiel 36:22-24, Juan 13:35 y Juan 17:23. Considere algunas de las muchas piezas de evidencias diferentes que apuntan a Dios desde la ciencia, la arqueología, la composición y la preservación de la Biblia, profecías cumplidas, el renacimiento milagroso de Israel como nación y la obra de regeneración. Al igual que con la observación de una escena de un crimen, ¿cómo ayudan esta amplia series de evidencias a fortalecer el caso del Cristianismo? ¿Por qué crees que, al igual que con las piedras de Josué, necesitamos recordatorios de lo que Dios ha hecho entre nosotros?          

Llevándolo a Casa:

1. ¿Cómo ha impactado personalmente este estudio tu fe? ¿Con quién puedes compartir esta información esta semana?